LA PLATA – BARTOLOMÉ BAVIO 2012
(Campos Verdes de mi Tierra Natal)
Luego de un tiempo demasiado largo sin
salidas rurales, por fin el 14 de Octubre, volví con el CAP, a los
caminos bonaerenses. Desde la salida a Pereyra de fines de Julio
estuve ausente de en las salidas rurales, primero por el ultra
lluvioso Agosto y luego por nanas propias de la edad.
Todavía recuerdo la
salida a Pereyra mezcla de paseo, circuito extremo, reserva natural y
jardín botánico con más de 10.000 ha. de superficie. La gran
variedad de árboles exóticos que pueblan el parque, se inicia, al
parecer, con de la muerte de Simón Pereyra. Cuentan que su hijo
Leonardo, abrumando por la responsabilidad de administrar las 13.000
hectáreas legadas por su padre, emprende un viaje de 3 años por
Europa y Rusia. Durante ese periplo, entre otras cosas junta
semillas de plantas diversas con las que posteriormente instala un
vivero en la estancia.
Tendría
mucho que escribir sobre la salida a Pereya, pero como no lo hice en
su momento solo recuerdo el pasaje por “la cantera” lugar que,
supe por una compañera platense, ha sido escenario de palos
históricos y hasta un caso de aplastamiento de vértebras
protagonizado,
por un
ciclista poco afortunado. Por ello, si piensan ir solos a este lugar
les recomiendo que no intenten esos lances, sobre todo si son como el
que esto escribe avezados bikers del descenso,…. lo digo por
Chacarita Juniors que se fue a la B Metropolitana y no por otra cosa,
que quede claro.
Por
último, el regreso a un ritmo promedio de pedaleo por encima de los
25 Km. por hora con picos de mas de treinta, me hizo sentir en algún
momento el abuelo del viento y hasta me permití especular con alguna
próxima salida de martes,…. veremos. Bueno, en este punto sigo en
veremos, que le vamos a hacer.
Volviendo a la salida a Bartolomé
Bavio (nombre de uno de los primeros pobladores de la zona) les diré
que comencé los preparativos la noche anterior, armando mi vianda y
refrigerando dos latas de cerveza que, luego a las 4.45 de la mañana
relocalicé cuidadosamente en el freezer, con el propósito de lograr
una temperatura tal, que me permitiese degustarlas al medio día bien
heladas,…. y lo logré
El resto de las vituallas las acomodé
casi de memoria y en un santiamén completé la capacidad del bolsito
trasero, de modo tal que finalizada la carga en el pobre no cabía un
alfiler. Entre otras cosas, el 14 quedará grabado en mi memoria
como el primer día cargué todo lo necesario para una salida de
bici. Desde protector solar a parches, desde el corcho anti calambres
a la cerveza helada, todo estaba dispuesto. Tan obstinado y minucioso
estuve en la preparación del equipaje que aunque cueste creerlo
hasta un litro de agua llevé...
A las 7,30 de la mañana arranqué
hacia Constitución; en Lima y San Juan me encuentro con “las
chicas” que bien custodiadas, avanzaban en grupo compacto con
dirección a la terminal ferroviaria. A poco de llegar a la estación
el grupo se hizo numeroso. Eramos, calculo, casi 30 ciclistas
dispuestos a pasar un día a toda bici y sol.
Esta vez compré el pasaje a La Plata
con mi tarjeta SUBE, detalle que no deja de sorprenderme y que habla
a las claras del esmero que puse en la logística previa al viaje
para que, aunque sea por una vez, nada fallase. Ya en el tren entre
charlas y jolgorios nos íbamos acercando a nuestro destino Platense.
Cerca de Pereyra, Alejandra descubre una linda vista desde la
ventanilla redonda del fondo del vagón y sacamos varias fotos,
hermosa idea que intenté plasmar en la foto que ilustra el relato.
Llegamos a la estación y mientras
algunos aprovechaban para comprar bebidas o algún sandwich otros
hicieron una rápida pasada por los toilettes antes de arrancar el
pedaleo. Allí, nos esperaban Diana y Adrián, que en esta
oportunidad resignó el pedaleo y actuó de apoyo llevando en la
camioneta los bártulos de todos y eventualmente alguna bici en
problemas.
El día estaba radiante y si bien no
hacia calor, los rayos del sol parecían querer abrir todavía más
el “agujero de ozono”; una más, de las tantas consecuencias
nefastas de la estupidez humana.
Tras tomar una diagonal y rodear
algunas de las típicas y hermosas plazas Platenses tomamos la
avenida 7 al sur y casi sin percibirlo en pocos minutos dejamos atrás
la ciudad para adentrarnos en el campo que en ésta época y gracias
a la gran humedad del suelo luce un color verde intenso que transmite
energía.
Cuando finalmente dejamos atrás el
asfalto ingresamos a un camino para el cual no tengo otra definición
que “lamentable” una arcilla durísima llena de huellones y
pisoteada por animales presagiaba un sufrido avance hacia Bavio. Por
suerte el mal trago duró solo tres o cuatro kilómetros que
parecieron 15. Luego ingresamos a un tramo donde rodar era un
placer.
Diana fue la primera que pinchó, como
hubo alguna que otra complicación y a la sazón por allí pasaba una
carrera en la que participaba nuestro amigo Luis, decidimos esperar
su paso, al cabo de unos cuantos minutos pasó el lote puntero en
nutrido pelotón y Luis no estaba, hubo cierta decepción en todo el
grupo pero igual aplaudimos el esfuerzo de los punteros.
Tras el pasaje de varios pelotones sin
Luis, un cierto desaliento nos invadía a todos y no faltó quien
espetara “Luisito se quedó a dormir en la casa” a lo que
contesté “para que va a quedarse a dormir en la casa si puede
dormir al aire libre en el sofá”… y en algo no me equivoqué, no
se había quedado a dormir en su casa. Al cabo de unos minutos vemos
acercarse un pelotón liderado por un ciclista de jersey lila y verde
era Luis; entonces la barra estalló en vivas y aplausos y como
repuesta el corredor nos saludó haciendo puchero y con un brazo en
alto, maniobra temeraria que casi le cuesta una caída pero de la
cual se recompuso en el acto.
Dejamos pasar unos minutos y
reiniciamos la marcha antes que la totalidad de los ciclistas
terminara la pasada por ese punto, por suerte a no más de un Km.
Nuestro camino y el de los competidores tomaron rumbos distintos.
Ahora un camino de conchilla bordeado de manzanillas y achicoria nos
encaminaba directo a Bavio.
Ya a punto de alcanzar el corto tramo
de asfalto que nos depositaria en el pueblo, Diego pincha. Hay una
regla infalible en el ciclismo rural “si el día es muy caluroso o
muy soleado las pinchaduras nunca serán a la sombra de un
bosquecillo” en invierno por supuesto la regla se invierte. Cuando
tras la parada monto mi bici, noto que mi rueda delantera estaba
desinflada, dadas las circunstancias cargamos la bici en la camioneta
y a bordo de la misma recorrí los últimos tres Km. hasta nuestro
primer destino.
En Bavio comimos en la plaza del
pueblo frente a la comisaría, por suerte la cerveza estaba a punto y
la comida rica. Luego del almuerzo, arreglé la pinchadura como si
supiese. Mientras comíamos Adrián recibe el llamado de Luis quien
quería coordinar para encontrarse con el grupo. Se nos unió cerca
de Correa donde paramos en un almacén de ramos generales y pulpería,
realmente muy interesante. De allí el camino nos deparó un tramo de
asfalto y luego unos cuantos Km. por vías abandonadas. En realidad
debo decir por vías en desuso, porque abandonadas están
absolutamente todas.
Al ingresar a las vías tras una
pequeña subida pude comprobar que si bien mi técnica de pedaleo
está un tanto estancada desde hace casi dos años; en caídas, tengo
cientos de variantes algunas realmente imaginativas. En esta
oportunidad puse en práctica la técnica que denomino “el
tentempié” la cual consiste en un rápido rebote contra el piso
que bien realizado te deja inmediatamente en posición vertical y con
cara de nada. Al aplicar esta técnica es poco probable que alguien
advierta tu caída pero si así sucediera como me sucedió la
respuesta obligada es “todo bien, no pasó nada” aunque te estés
cagando de dolor.
La jornada, aún nos deparaba más
obstáculos corporizados en un camino de tierra ruinoso que
revindicaba a aquel que nos recibió al comienzo de la travesía. En
una huella aún cubierta por el agua la camioneta de apoyo tuvo que
ser apoyada por los ciclistas que colaboraron para superar el trance.
Algo más adelante un charco aún mayor obligó a un morador a
abandonar su descanso y correr su vehículo, para permitir el paso
de Adrián y su camioneta. Los últimos Km. por el camino destrozado
dejaron mis asentaderas mas doloridas que si El Chúcaro se hubiera
zapateado un malambo allí mismo, mientras Norma Viola batía palmas.
Lo que sigue fue la llegada a la
Estación La Plata y un rápido abordaje del tren, un viaje de vuelta
relajado, para muchos demasiado relajado ya que durmieron todo el
viaje. De Constitución nos dividimos en dos grandes grupos los que
fueron con dirección a Libertador y los que tomamos independencia.
Luego de un día intenso, de esfuerzo,
diversión y camaradería, llegamos todos con buen ritmo y sin
problemas. Al llegar a casa, saludé, me bañe, comí una rica pizza
napolitana con tomates cherry que había preparado Selma y me desmayé
hasta el lunes a las 6 de la mañana. A las siete fui a llevar los
chicos al colegio, estaba feliz
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