martes, 24 de enero de 2012

Villa Elisa - Domselaar - Alejandro Korn


Desde hace muchos días tenia pensado participar de esta salida, pero era un secreto entre mi Trek y yo. Mi licencia mensual para pedaleos largos, había expirado en la nocturna del 7 de enero, así que algo había que hacer....

El jueves, aprovechando mis vacaciones (urbanas por necesidad) y la ausencia de los chicos, invité a Selma a almorzar al Bar Gijón, antológico bodegón de Buenos Aires. Fue allí, que entre la media de rabas y el bife de chorizo completo, deslicé como al pasar “el domingo tengo ganas de ir a la salida de Amigos”. Comprensiva; Selma me dice,... bueno son tus vacaciones así que si lo disfrutas andá y andé.

Siguiendo la recomendación de llevar mucha agua, el sábado preparé dos litros de jugo en pequeños cubitos, para meter en el Camelback y mandé una Gatorade al frezeer, a modo de reserva estratégica. Con eso, más una birra al mediodía no me podía faltar liquido, …. al menos eso pensé.

El domingo, arranqué 7,45 con la intención de llegar a Constitución sin transpirar. Así que a un ritmo muy tranqui fui bajando por Belgrano. A esa hora del domingo, daba gusto pedalear por allí, la mañana estaba fresca y casi no había autos en la calle. Llegando a la 9 de Julio la veo a Diana. Al doblar en Lima la alcanzo y avanzamos juntos hasta que llegando a Plaza Cosntiución, nos encontramos a Pedro (hasta la semana pasada El Mendocino) y dos ciclistas más. Serian las 8,10 cuando llegamos a la estación.

Un rato antes de la hora prevista para la partida, 25 intrépidos, nos dirigimos hacia el andén 12 y para nuestra sorpresa comprobamos que, justo ese tren, carecía de furgón. Así, que nos acomodamos como pudimos en el primer vagón. Pedro, Capilla y yo nos ubicamos bien adelante y el resto cerca de la segunda puerta.

Al llegar a Villa Elisa, los de adelante bajamos rápido y le hicimos señas al maquinista para que nos aguante a que bajasemos todas las bicis. Con buena onda, accedió. Luego nos dirigimos a una estación de servicio a comprar algo y atender eventuales llamados de la naturaleza pero, como pasa fecuentemente en la city, ésta había cerrado, lo que nos obligó a pedalear un poco más hasta una Shell, donde hicimos algunas compras.

Durante el viaje en tren especulábamos con Capilla, si la lluvia de la semana habría contribuido a asentar el polvo que nos acompañó durante toda la nocturna. Al dejar atrás el tramo asfaltado de la calle 49 (Arana, creo que se llama) tuvimos la contundente respuesta,…. NOOOO!!

A los pocos Km. de tomar la tierra y cuando todavía estábamos todos fresquitos un señor que estaba arreglando el cerco vivo de una casa, nos hizo dedo y nos saludó alegremente con algo así como “good trip beautifull people” claro que si con ese mismo individuo nos hubiéramos Cruzado llegando a Alejandro Korn, su actitud hubiese sido bien otra.

Para nuestro deleite, el camino estaba tan irregular que arriba de nuestras bicis temblábamos de tal manera que nos castañeteaban los dientes. Alguien gritó, … “este camino me va a hacer caer los dientes”. Respuesta inmediata “usá un poco mas de Corega” de la risa casi me caigo de la bici.

Al rato las condiciones del camino mejoraron bastante y casi sin tropiezos, llegamos al cruce con la Ruta 2. Si atravesar esta ruta, con cualquier medio de locomoción nunca fue fácil, pretender hacerlo un 15 de Enero al mediodía era casi una utopía, … pero con precaución y paciencia cruzamos todos sin novedad.

Luego del cruce, hicimos algunas paradas técnicas obligadas y si bien el sol ya apretaba un poco, la sombra de algunos arbustos resultaba suficiente para guarecernos. Algunos tramos del camino, más allá de la sequia, mostraban lo dañinos que podemos ser los hombres con nuestra pequeña casa en el universo. Botellas plásticas, bolsas de nylon y cadáveres de autos robados,, nos acompañaron durante los primeros tramos del camino. Sendero me consoló,..... de noche el paisaje es igual, solo que no lo vemos. ja!

Llegamos a Domselaar luego de un par de caídas, la mas grave justo antes de cruzar la via, pero por suerte solo unos raspones, al menos eso creo. Ya en el pueblo, algunos se detuvieron a comprar vituallas en la feria, mientras otros nos dirigimos hacia el parador vecino al Castillo Guerrero, donde pude comprar dos sándwiches de crudo y queso y una Stella de litro que me ayudó a prevenir la deshidratación.

Luego de una pausa de casi dos horas, ya todos con las pilas recargadas,... en mi caso de cerveza, arrancó la segunda parte de la travesía. Hasta ese punto, el viaje había sido fácil y nada parecido a un mini Dakar en bici, como alguien mencionó al salir de Villa Elisa.

Pero, …. a poco de partir y tras no más de cinco Km. bajo un ardiente sol de Enero, me empecé a cuestionar la permisividad de Selma. Al fin y al cabo alguien cuerdo debe haber en una pareja y en esta ocasiòn le tocaba a ella. Si me hubiera negado el permiso, como estadísticamente correspondia, hubiéramos discutido un poco, ... pero ahora, estaria en casa, tomándome una caiphirina bajo el aire acondicionado y no hecho un escalope viviente y en encima sin condimento.

A pesar del clima hostil por lo torrido, nada grave por suerte, pasó en el camino de regreso. Solo algunos desperfectos mecánicos menores y pinchaduras, siempre al rayo del sol. Porqué no pinchan al la sombra, espetó alguien. Porque no hay, respondió desalentado otro. Faltando unos 20 km agoté mis reservas de la Camelback y recurrí a la botella de emergencia, que hasta hoy nunca había utilizado en salida alguna. Diez kilometros más tarde empiné el último trago y por un momento me sentí el protagonista de “Cuero Crudo”

Llegadmoa a Alejandro Korn sedientos, pero con tiempo suficiente para tomar algo antes de la salida del tren. Opté por una Iguana, lo que me valió una reprimenda de Horacio, pero…. al rato me imitó porque la única botella verde que estaba a la venta en el Drugstore era de Sprite, así que Iguana a falta de Stella es mejor que Sprite.

Luego de un corto viaje en tren (eléctrico, que maravilla), nos dividimos al llegar a Constitución. Algunos volvimos por Carlos Calvo y otro arrancaron para el Centro. A medida que avanzábamos hacia el oeste el grupo se fue desgranando y al llegar a Virrey Liniers doblé hacia la derecha para Almagro.

Al llegar me metí bajo la ducha fría, que placer …. Me relajo, miro el piso y noto que el agua que escurre de mi cuerpo es color café con leche. Desde que era chico que no acumulaba tanta mugre en tan poco tiempo,.... Bueno, salvo en la nocturna del sábado pasado,  pero aquella noche tambien fui un chico.

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