domingo, 26 de junio de 2022

FINDE ALARGADO A CAPITÁN SARMIENTO

El viaje a Capitán Sarmiento  sufrió varios cambios de fecha; el primero fue realizado para esquivar los días más calurosos de Enero, el segundo para sortear un pronóstico de lluvia persistente  y el último, para evitar que se superponga con el finde de Carnaval.   Entonces entre los principales interesados, que finalmente fuimos  los únicos participantes, acordamos realizarlo entre los días 17 y  20 de febrero.


El 17 nos  encontramos a las 5,20 AM con Daiana y Ezequiel para pedalear a Villa del Parque dónde  nos encontrariamos con Tony, para abordar el tren de las 6,08 con destino a la estación Cabred. El tren arribó puntualmente y en el furgón solo había otro pasajero, lo cual presagiaba un viaje distendido, como el que tres nosotros ya habíamos hecho meses atrás cuando nuestro destino final fue San Antonio de Areco

Este viaje, sin embargo, sería distinto.  A medida que pasaban las estaciones ingresaban al furgón más y más pasajeros, algunos con bicicletas pero la mayoría sin. Al dejar atrás Hurlingham y con el furgón casi a tope, un número importante de los viajeros comenzó a fumar porros mientras otros armaban los suyos con un polvito blanquecino y hasta intercambiaban nuestra devaluada moneda por minúsculos paquetitos que seguramente no contenian antiácidos. Así que durante casi 45 minutos estuvimos  fumando "de gorra" hasta que en Pilar  el tren se vació y completamos el trayecto casi en total soledad a no ser por un apicultor en bicicleta, que se dirigía a atender sus colmenas cerca de Carlos Keen y que según me contó quería  (seguramente afectado por el humo de los porros) donar unos terrenos que tenía en Manzanares a una agrupación de Scouts o algo así.

Al bajar del tren teníamos 2 alternativas para llegar a San Antonio de Areco; ir vía Carlos Keen (todo asfalto hasta Villa Ruiz) o encarar el periplo vía Torres mayormente por caminos de Tierra. Y, …  fue Tony, posiblemente aún bajo los efectos de las sustancias consumidas durante el viaje  y a pesar de su conocida opinión  de las travesías "off asfalto" que resume de manera magistral en su conocida y quejosa frase "Rurales del Orto", quien optó por los caminos de tierra.

El camino de Torres a Villa Ruiz discurría por amables caminos de tierra afirmada que presagiaban un viaje placentero. Faltando menos de 10 km para Villa Ruiz Tony encara un sendero empastado y repleto de pozos poco apto para mí bici. A pesar que según él ese tramo no llegaría a los 200 metros fueron casi 2 km de sufrimiento durante los cuales mandé innumerables saludos a él y toda su parentela. Finalmente el suplicio terminó y el tramo final a la Villa fue tranquilo, lo que nos dispuso a imaginar el suculento  desayuno que nos regalariamos en el pueblo. La realidad fue otra y mientras Tony y Daiana compartieron, a pesar del COVID, unos amargos con galletitas yo me contenté con Coca y bizcochitos 9 de Oro. Y si, la vida del cicloturista no es fácil.

Luego de la pausa en Villa Ruiz, pusimos destino a Areco por un camino conocido  y que en perfecto estado habíamos transitado unos meses antes. Ayudados por el viento y el buen estado del camino íbamos a más de 25 km/h cuando un auto que venía de frente se cruza en el camino y de el desciende un tipo que parecía esgrimir un arma en su mano. Se acabó la joda pensé y sin muchas alternativas nos fuimos acercando mientras el sujeto nos hacía señas para que nos detuvieramos ….. cuando la distancia me permitió un mayor detalle de la escena noté que era el único ocupante del vehículo y  lo que a la distancia supuse un arma era un pequeño trípode plegable. Nos pidió posar para una foto, nos propuso que visitemos Azcuénaga y prometió pasarnos data de los tres restaurantes de lugar y avisarnos cuando abra el suyo, creo que todavía Daiana, sigue recibiendo mensajes de este extraño promotor del turismo Azcuenaguense. Ya dije que la vida de los y las cicloturistas no es fácil y a veces alguno o alguna  se tiene que sacrificar para el bien del grupo. Esta vez le tocó a Dai.

Al reanudar la marcha decidimos hacer una parada corta en un paraje que figura en el mapa como "puente de hierro", quedaba cerca y por el buen estado de los caminos estimabamos llegar en unos 15 minutos, pero …. siempre hay un pero, tras una curva de 90 grados ingresamos en un guadal que dificultó nuestra marcha a la vez que el polvo levantado por autos y chatas que nos cruzaban a toda velocidad, se nos pegoteba de tal forma que no pude evitar recordar a Al Jolson cantando con la cara pintada con corcho, en la vieja película "El Cantor de Jazz".

Tan desoladora debía ser nuestra imagen, transitando en medio de la nube de polvo,que varios camiones que nos cruzaron en el camino, en muestra de gran empatía,  detenian totalmente su marcha para evitar empolvarnos aún más.

El camino continuó alternando piso firme y guadal, hasta San Antonio de Areco, donde almorzamos en una plaza. El resto del viaje, fue por la banquina en perfecto estado de la ruta 8, donde llegamos viento a favor mediante a superar los 33 km/h. Los últimos 5 Km los hicimos en total soledad, por un tramo flamante pero vedado al tránsito automotor. Un lujo!!!!

Llegamos al Parque Natural Capitán Sarmiento a eso de las 4 de la tarde. El resto fue armar  campamento, baño reparador y contemplación de la naturaleza hasta las 8 PM cuando nos avalanzamos sobre el restaurante donde comimos unas deliciosas pastas y a dormir.

El viernes algunos nos dedicamos a pasear un poco en bici, otros a disfrutar  la pileta o simplemente descansar. El sábado amaneció lindo y muy caluroso mientras el camping se fue llenando de gente y sin estar abarrotado,  el paisaje contrastaba con la placidez de los días anteriores. Pasado el mediodía el tiempo fue desmejorando y algunos pronósticos preveían lluvias, pero la mayoría daba baja probabilidad de lluvias leves. Evaluados los pronósticos y la posibilidad de ser transportados en camioneta por Carlos  un amigo de Tony que generosamente se ofreció a llevarnos hasta Pilar o Luján,  decidimos continuar con el plan original, levantarnos el domingo 4,30 AM, y volver pedaleando a CABA. Nos equivocamos …. y como!!!!!

Luego de cenar temprano, nos fuimos a dormir, a eso de las 10 PM comenzó a llover, y no paró en toda la noche. A la distancia se escuchaban truenos indicadores junto con los relámpagos de tormenta eléctrica y yo quietito en la carpa tratando de no tocar los bordes para no terminar inundado. A eso de las 4,30 la lluvia paró ligeramente y salí, ví que la carpa de Ezequiel no estaba y después supe que la de Tony estaba vacía. Ambos habían pasado la noche en la galería del restaurante, que se llovía pero menos que sus carpas.

Finalmente a eso de las 9,30 dejamos el camping, la niña que estaba en la puerta nos preguntó cómo nos había tratado la lluvia, le dije que mal, nos deseó buen viaje y comenzamos a pedalear. El tiempo estaba feo pero no llovía.

Camino a Capitán Sarmiento, con Ezequiel decidimos tomar la 8 vieja mientras que  Daiana y Tony continuaron por la autopista. A poco de separarnos la pata de cambio de mí bici se metió entre los rayos. Logramos acomodar la cosa y nos fuimos a desayunar con la otra mitad del grupo.

A los 20 minutos de retomar el camino empezó a llover;  en ese momento recordé que no habíamos pagado la última noche en el camping, pero era demasiado tarde para volver. La lluvia arreciaba y quizás para conjurarla pero seguramente para no putearme más de lo que ya lo había hecho Tony se filmó pedaleando bajo una lluvia torrencial mientras cantaba "un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña" solo unos pocos privilegiados han tenido acceso a ese documento.

Llegados a Areco Almorzamos en la Axion de la entrada principal, luego de saciar nuestro apetito arrancamos y a menos de 200 metros mi pata de cambio dijo basta y quedó totalmente retorcida impidiendo mi marcha.

Soluciones:

Cortar la cadena y seguir hasta Pilar  con el grupo con relaciónde transmisión fija. No supimos hacerlo

Dormir en Areco y  que Tony me pasara a buscar el día siguiente. Complicado

Tomar un remise y liberar al resto para que siga su derrotero a Pilar. Caro pero el mejor!!

Opté por la tercera alternativa y a los pocos km pude saludar a mis tres compañeros que intentaban llegar y así lo hicieron al último tren que pasaba por Manzanares.

Llegué a casa a eso de las 4,30, recibí las correspondientes reprimendas por el calamitoso estado que presentabamos tanto mi bici como yo. Me di un baño que duró como 2 horas, después fui a la heladera, me serví una IPA bien fría y me senté junto a la ventana para disfrutar del Anochecer de un Día Agitado.

Arreglo la bici  y programo otro viajecito, pero esta vez le daré bola al pronóstico.

S36O A SAN ANTONIO DE ARECO

 Crónica de la salida S36O a San Antonio de Areco.


LA PREVIA

Mi idea para el año 2020 respecto a la actividad ciclística fue armar salidas que incluyeran una noche afuera con menos de 1 día y medio de duración total de ahí el misterioso S36O (Sub 36 Overnight) que antecede al nombre de la salida a Areco. Pero llegó la pandemia y cuak, no pudo ser.

Por eso ya en plena primavera 2021, y no sin muchas dudas, me animé a armar la primera S36O eligiendo como destino a San Antonio de Areco y allá fuimos.

Con la invalorable ayuda del Osmand, armé varias rutas alternativas. La ida sería por Pilar, Capilla del Señor, Puente Castex y Villa Lía. Ruta que según mi interpretación totalizaría unos 147 km de pedaleo y la vuelta sería por Villa Ruiz, Carlos Keen, Luján y Colectora Acceso Oeste, unos 137 kilómetros.

Durante la semana previa el tiempo estuvo inestable, lo que por momentos me hizo pensar en suspender la salida, cosa que por suerte no hice. Sin embargo, durante esos momentos de duda, pensé que sería mejor obviar el pedaleo hasta Pilar y cambiarlo por el furgón del San Martín, que a la mañana temprano está muy tranquilo y de esta manera tener más tiempo para disfrutar de los, para mí,  77 km que median entre Pilar y Areco.

EL VIAJE

Al bajar del tren en Pilar, hubo un momento de duda sobre el camino a seguir, pero con la ayuda de Gustavo y su Gps rápidamente encontramos nuestro rumbo. 

A poco de andar, dejamos atrás el Parque Industrial de Pilar y comenzaron los bellos paisajes, de la Pampa Ondulada, también en ese momento la necesidad de una "parada técnica" nos hizo pensar en desviar nuestro derrotero hacía Los Cardales, en busca de una estación de servicio y sus baños salvadores. Sin embargo, cuando alguien nos hizo notar que a ambos lado del camino era "todo baño" detuvimos la marcha y tuvimos nuestra parada técnica en medio de la naturaleza y luego recalculamos para acortar camino evitando ingresar a Los Cardales y dirigirnos directamente a Capilla del Señor, dónde algunos necesitábamos aprovisionarnos para el almuerzo.

La primera parte de nuestro camino a Capilla, fue por un camino algo desparejo y bordeado, en parte, por la temible acacia negra y sus espinas destructoras de neumáticos. Hallábame en esta temerosa contemplación, cuando sas, pinchó Gustavo. doce kilómetros y ya pinchamos y está empezando a hacer calor,  mal presagio pensé.

Desde la pinchadura, el viaje a Capilla transcurrió sin novedad, aunque de vez en cuando,  Monika me preguntaba si íbamos a pasar por tal o cuál estación abandonada o cuánto faltaba para tal paraje. Mi respuesta siempre era que no sabía, porque la ruta la había hecho Osmand. Al oír alguno de nuestros diálogos, Daiana me sugirió que tendría que haber aclarado que que se trataba de una salida "Explorer" consejo que aplicaré a pié juntillas, en las próximas S36O.

Un rato antes del mediodía arribamos a Capilla del Señor, primer  "waypoint" del viaje, los otros serían Puente Castex, Villa Lía y El camping del Club River Plate en San Antonio de Areco.

Al llegar a Capilla del Señor, me impresionó gratamente la enorme bandera Argentina que flameaba en el ingreso al pueblo por la ruta 39, ya que no es muy común ver esto en nuestro país. Prueben contar cuántas banderas ven desde la ruta en un viaje de 800 km como desde Buenos Aires a Córdoba y si tienen oportunidad, hagan lo mismo en similar distancia en otro país y después me cuentan.

Tal vez, si pusiéramos los colores de la bandera Argentina, por encima de los de cualquier partido político nos iría un poco mejor.

Al salir de Capilla con nuestras vituallas, nos esperaba un camino en perfecto estado, en el que daba gusto pedalear. Cómo alternabamos la guiada con Gustavo en este tramo iba yo en la delantera y en la primer curva importante del camino intenté seguir derecho por una tranquera a un criadero de pollos pero advertido por Gustavo del error retomamos el camino. Mi segundo error se produjo cuando mi GPS me puso frente a una nueva  tranquera que intenté abrir pero desistí al pensar que estaba con candado, una de las damas desconfíó de mi gestión y notó que la tranquera estaba abierta, así que ingresamos siguiendo las indicaciones del GPS, al cabo de 2km el camino terminaba en el casco de un estableciminto rural, desde donde tuvimos que desandar nuestra rodada. Las rutas alternativas que nos plantearon el dueño y su empleado fueron tomar un camino de tierra a escasos metros hacia el este o seguir por ruta asfaltada 4 km al oeste hasta Chenaut y allí enfilar al puente Castex. Sugerí la segunda alternativa y así logré agregar unos innecesarios 10 km al camino. ¡Síganme que los voy a defraudar!

Unos pocos km pasando Chenaut, Gustavo sugirió parar a almorzar a la vera del camino bajo una buena sombra y una banquina casi parquizada. En eso estábamos cuando un par de canes  logró inquietarnos por un momento; por suerte el "malo" se fue y el bueno se quedó a almorzar con nosotros, mientras que por el otro lado un enorme lagarto overo que salió a tomar  sol perturbó a Noelia, que no se banca a los reptiles ni en una cartera de Luis Vuitton.

Luego del almuerzo seguimos rumbo al puente Castex sobre el río Areco. Si bien mi GPS decía que íbamos en el rumbo correcto, me informaba la inquietante distancia a Villa Lía de 50 km, cuando ya llevábamos más de 70 km de pedaleo. El viejo puente Castex  es un lugar mágico, que tal vez merezca una pedaleada exclusiva, para disfrutar de su entorno. La magia del lugar pareció "arreglar" mi GPS, que pasó de marcar la preocupante distancia de 50 km a los tranquilizantes 18,8 km que indicaban que en  menos de 1 hora estaríamos en Villa Lía.

Ya en la Villa, hicimos la consabida visita a la inactiva estación de ferrocarril en busca de las fotos bajo el nomenclador, siempre  tan anheladas por Monika y Noelia. Ojalá en el futuro los ciclistas pedaleen en busca de estaciones reactivadas y no abandonadas que, a mí particularmente, me entristecen ya que son una muestra de nuestro retroceso.

De allí nos fuimos a visitar la Plaza e hidratarnos en La casona Argibay. Algunos lo hicimos con cerveza, bajo la mordaz crítica de los que optaron por la limonada. Dada la hora decidimos comprar la carne para el asado en Villa Lía y aprovechar la capacidad de carga de Tony cuya bici parecía más equipada para un viaje a Alaska que para un finde en Areco.

Encaramos los últimos 23 km todos por  asfalto y llegamos a destino a buen ritmo a pesar del viento en contra que por momentos parecía querer impedir que alcanzacemos nuestra meta antes del ocaso.

Justo en el ingreso al pueblo, Gustavo descubre que su bici está casi en llanta, pero inflada mediante, logramos llegar al camping sin necesidad de emparchar.

En el camping las bicis y motos estaban confinadas a un sector sin poder transitar por los caminos internos igual que los autos micros y camiones. Discriminación que le dicen!!!

El asado, a cargo de Gustavo estuvo muy rico, la noche espléndida y la charla muy buena, aunque el vino resultó  algo escaso. Y bue, ... nada es perfecto.

Antes de acostarnos, decidimos que al día siguiente arrancaríamos a las 9 y así lo hicimos con sorprendente puntualidad. A las once y pico llegamos a Carlos Keen dónde algunos almorzamos otros picaron algo y Héctor degustó un café con leche con medias lunas que tenía pendiente desde Areco.

EL FINAL

Desde Carlos Keen, Malena y Mónika decidieron ruralear hasta Cabred para tomar el San Martin y el resto preferimos asfaltear hacia Capital. Pedaleamos relajados hicimos una pausa para el café en La Reja y antes de las las 7 de la tarde, ya estaba bajo la ducha.

Después junto a mis hijos cenamos pizza de Pin Pun. Luego de apurar tres de muza y una de faina, así sin acento, me despedí de ellos y un amigo que vino optimizar la flamante notebook de mi hija, me dirigí a la pieza y feliz …. me desmayé.

Habían transcurrido 36 horas y 250 kilómetros excepcionales.

DESDE LA BICI

 Si sentís tu vida quieta,

comprate una bicicleta.

Y aún con frío polar 

nunca dejes de rodar.


Ponete guantes de lana

unas calzas con badana

y arrancá tu derrotero

bien temprano a la mañana.


El placer de pedalear

te lleva naturalmente

a conocer buena gente

con la que da gusto estar.


Y ni hablemos de viajar.

Arriba de las dos ruedas

el viaje es muy diferente,

nunca sabrás que es mejor

si es el paisaje o la gente.


Cuando  te sientas cansado

o demasiado  agotado

encontrarás el  lugar

y el descanso tan preciado.


Cuando termines el viaje 

serás alguien diferente

Habrás conocido gente, 

y tendrás nuevos amigos

Te puedo garantizar

que estarás mejor contigo.


Y si nunca pedaleaste 

no es tarde para empezar.

Subite a una bicicleta

es hora de disfrutar.