domingo, 26 de junio de 2022

S36O A SAN ANTONIO DE ARECO

 Crónica de la salida S36O a San Antonio de Areco.


LA PREVIA

Mi idea para el año 2020 respecto a la actividad ciclística fue armar salidas que incluyeran una noche afuera con menos de 1 día y medio de duración total de ahí el misterioso S36O (Sub 36 Overnight) que antecede al nombre de la salida a Areco. Pero llegó la pandemia y cuak, no pudo ser.

Por eso ya en plena primavera 2021, y no sin muchas dudas, me animé a armar la primera S36O eligiendo como destino a San Antonio de Areco y allá fuimos.

Con la invalorable ayuda del Osmand, armé varias rutas alternativas. La ida sería por Pilar, Capilla del Señor, Puente Castex y Villa Lía. Ruta que según mi interpretación totalizaría unos 147 km de pedaleo y la vuelta sería por Villa Ruiz, Carlos Keen, Luján y Colectora Acceso Oeste, unos 137 kilómetros.

Durante la semana previa el tiempo estuvo inestable, lo que por momentos me hizo pensar en suspender la salida, cosa que por suerte no hice. Sin embargo, durante esos momentos de duda, pensé que sería mejor obviar el pedaleo hasta Pilar y cambiarlo por el furgón del San Martín, que a la mañana temprano está muy tranquilo y de esta manera tener más tiempo para disfrutar de los, para mí,  77 km que median entre Pilar y Areco.

EL VIAJE

Al bajar del tren en Pilar, hubo un momento de duda sobre el camino a seguir, pero con la ayuda de Gustavo y su Gps rápidamente encontramos nuestro rumbo. 

A poco de andar, dejamos atrás el Parque Industrial de Pilar y comenzaron los bellos paisajes, de la Pampa Ondulada, también en ese momento la necesidad de una "parada técnica" nos hizo pensar en desviar nuestro derrotero hacía Los Cardales, en busca de una estación de servicio y sus baños salvadores. Sin embargo, cuando alguien nos hizo notar que a ambos lado del camino era "todo baño" detuvimos la marcha y tuvimos nuestra parada técnica en medio de la naturaleza y luego recalculamos para acortar camino evitando ingresar a Los Cardales y dirigirnos directamente a Capilla del Señor, dónde algunos necesitábamos aprovisionarnos para el almuerzo.

La primera parte de nuestro camino a Capilla, fue por un camino algo desparejo y bordeado, en parte, por la temible acacia negra y sus espinas destructoras de neumáticos. Hallábame en esta temerosa contemplación, cuando sas, pinchó Gustavo. doce kilómetros y ya pinchamos y está empezando a hacer calor,  mal presagio pensé.

Desde la pinchadura, el viaje a Capilla transcurrió sin novedad, aunque de vez en cuando,  Monika me preguntaba si íbamos a pasar por tal o cuál estación abandonada o cuánto faltaba para tal paraje. Mi respuesta siempre era que no sabía, porque la ruta la había hecho Osmand. Al oír alguno de nuestros diálogos, Daiana me sugirió que tendría que haber aclarado que que se trataba de una salida "Explorer" consejo que aplicaré a pié juntillas, en las próximas S36O.

Un rato antes del mediodía arribamos a Capilla del Señor, primer  "waypoint" del viaje, los otros serían Puente Castex, Villa Lía y El camping del Club River Plate en San Antonio de Areco.

Al llegar a Capilla del Señor, me impresionó gratamente la enorme bandera Argentina que flameaba en el ingreso al pueblo por la ruta 39, ya que no es muy común ver esto en nuestro país. Prueben contar cuántas banderas ven desde la ruta en un viaje de 800 km como desde Buenos Aires a Córdoba y si tienen oportunidad, hagan lo mismo en similar distancia en otro país y después me cuentan.

Tal vez, si pusiéramos los colores de la bandera Argentina, por encima de los de cualquier partido político nos iría un poco mejor.

Al salir de Capilla con nuestras vituallas, nos esperaba un camino en perfecto estado, en el que daba gusto pedalear. Cómo alternabamos la guiada con Gustavo en este tramo iba yo en la delantera y en la primer curva importante del camino intenté seguir derecho por una tranquera a un criadero de pollos pero advertido por Gustavo del error retomamos el camino. Mi segundo error se produjo cuando mi GPS me puso frente a una nueva  tranquera que intenté abrir pero desistí al pensar que estaba con candado, una de las damas desconfíó de mi gestión y notó que la tranquera estaba abierta, así que ingresamos siguiendo las indicaciones del GPS, al cabo de 2km el camino terminaba en el casco de un estableciminto rural, desde donde tuvimos que desandar nuestra rodada. Las rutas alternativas que nos plantearon el dueño y su empleado fueron tomar un camino de tierra a escasos metros hacia el este o seguir por ruta asfaltada 4 km al oeste hasta Chenaut y allí enfilar al puente Castex. Sugerí la segunda alternativa y así logré agregar unos innecesarios 10 km al camino. ¡Síganme que los voy a defraudar!

Unos pocos km pasando Chenaut, Gustavo sugirió parar a almorzar a la vera del camino bajo una buena sombra y una banquina casi parquizada. En eso estábamos cuando un par de canes  logró inquietarnos por un momento; por suerte el "malo" se fue y el bueno se quedó a almorzar con nosotros, mientras que por el otro lado un enorme lagarto overo que salió a tomar  sol perturbó a Noelia, que no se banca a los reptiles ni en una cartera de Luis Vuitton.

Luego del almuerzo seguimos rumbo al puente Castex sobre el río Areco. Si bien mi GPS decía que íbamos en el rumbo correcto, me informaba la inquietante distancia a Villa Lía de 50 km, cuando ya llevábamos más de 70 km de pedaleo. El viejo puente Castex  es un lugar mágico, que tal vez merezca una pedaleada exclusiva, para disfrutar de su entorno. La magia del lugar pareció "arreglar" mi GPS, que pasó de marcar la preocupante distancia de 50 km a los tranquilizantes 18,8 km que indicaban que en  menos de 1 hora estaríamos en Villa Lía.

Ya en la Villa, hicimos la consabida visita a la inactiva estación de ferrocarril en busca de las fotos bajo el nomenclador, siempre  tan anheladas por Monika y Noelia. Ojalá en el futuro los ciclistas pedaleen en busca de estaciones reactivadas y no abandonadas que, a mí particularmente, me entristecen ya que son una muestra de nuestro retroceso.

De allí nos fuimos a visitar la Plaza e hidratarnos en La casona Argibay. Algunos lo hicimos con cerveza, bajo la mordaz crítica de los que optaron por la limonada. Dada la hora decidimos comprar la carne para el asado en Villa Lía y aprovechar la capacidad de carga de Tony cuya bici parecía más equipada para un viaje a Alaska que para un finde en Areco.

Encaramos los últimos 23 km todos por  asfalto y llegamos a destino a buen ritmo a pesar del viento en contra que por momentos parecía querer impedir que alcanzacemos nuestra meta antes del ocaso.

Justo en el ingreso al pueblo, Gustavo descubre que su bici está casi en llanta, pero inflada mediante, logramos llegar al camping sin necesidad de emparchar.

En el camping las bicis y motos estaban confinadas a un sector sin poder transitar por los caminos internos igual que los autos micros y camiones. Discriminación que le dicen!!!

El asado, a cargo de Gustavo estuvo muy rico, la noche espléndida y la charla muy buena, aunque el vino resultó  algo escaso. Y bue, ... nada es perfecto.

Antes de acostarnos, decidimos que al día siguiente arrancaríamos a las 9 y así lo hicimos con sorprendente puntualidad. A las once y pico llegamos a Carlos Keen dónde algunos almorzamos otros picaron algo y Héctor degustó un café con leche con medias lunas que tenía pendiente desde Areco.

EL FINAL

Desde Carlos Keen, Malena y Mónika decidieron ruralear hasta Cabred para tomar el San Martin y el resto preferimos asfaltear hacia Capital. Pedaleamos relajados hicimos una pausa para el café en La Reja y antes de las las 7 de la tarde, ya estaba bajo la ducha.

Después junto a mis hijos cenamos pizza de Pin Pun. Luego de apurar tres de muza y una de faina, así sin acento, me despedí de ellos y un amigo que vino optimizar la flamante notebook de mi hija, me dirigí a la pieza y feliz …. me desmayé.

Habían transcurrido 36 horas y 250 kilómetros excepcionales.

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